lunes, 19 de diciembre de 2011

RETAL 8


Por fin vino una doctora, entró en la habitación y despertó a Laura con el resultado de las pruebas. “Inconcluyentes” dijo, “pueden ser varias cosas, tendrás que quedarte aquí una semana por lo menos para que sigamos con las pruebas”. 

Laura frustrada, se deshizo en la cama sólo de pensar de tener que quedarse en el mismo lugar una semana entera.  Así, cuando la doctora abandonó aquella incómoda habitación de hospital,  se decidió a levantarse de la cama y buscar su ropa en los armarios y cajonera. Pero no encontró nada, tan sólo el olor a vacío que emergía de ellos. “Lo habrán llevado a la lavandería, o algo así” –pensó.  Lo que sí que estaban eran sus objetos personales, un bolso de cuero desgastado que en su interior guardaba unas llaves, un teléfono sin batería, un par de caramelos de regaliz, unos pañuelos y su cartera.
Cogió su bolso e hizo recuento de las cosas y cuando llegó a los caramelos de regaliz, pensó “que curioso, a casi nadie le gustan… ¿por qué puede ser?, ¿que tendrá ese sabor? ¿será quizá por el color?” – “Quién sabe” se respondió a sí misma.

Poco importaba ese absurdo pensamiento, se armó con su bolso y salió de la habitación enseñando el culo y alguna cosa más por el corte del camisón que tan de moda están entre los pacientes. Tenía dos opciones: Correr sin parar, sin pensar en nada hasta llegar a un lugar fuera del hospital, o ir saliendo disimuladamente del hospital, y quizá robar alguna bata para no enseñar sus pálidas facciones por la parte de atrás y correr en el momento justo, a la salida.

“¿cómo voy a robar una bata? No hay ninguna señal que ponga BATAS AQUÍ” Eso trastocaba un poco la segunda opción.  Se sentó en la cama, para reflexionar un poco y sacar un plan adecuado para la ocasión. Pero no salía nada brillante de su alocada cabeza. Optó por coger la sábana de su cama, por si acaso. Y después salió de la habitación, para meterse en la siguiente. Allí dormía una señora mayor, que no tenía muy buena pinta, pero claro, por algo estaba en un hospital. Abrió sus cajones y su armario y encontró algo de ropa.

No era ni su talla ni su estilo, pero valía. 

miércoles, 14 de diciembre de 2011

RETAL 7

Pasaron las horas hablando Jorge y Laura, se contaron sus vidas e incluso profundizaron en diversos temas, como el de estar perdido.
Sobre este tema Jorge tenía una idea bien clara. “Son etapas” decía “estar perdido no es el problema, sino el trasfondo de algo bastante más jugoso” Sus ojos empezaban a penetrar poco a poco en la mirada de Laura, lo cual le hizo confundirse  e incluso, echar de menos algo que sabía perfectamente que nunca había pasado. “La cuestión no es estar perdido, sino buscarse” terminaba Jorge quien se despidió con alguna excusilla y con la típica muletilla de aquellos que no se ven en mucho tiempo “¡A ver si nos vemos algún día!”. Los dos sabían que eso no iba a ocurrir.
Así Laura se quedó sola tumbada en la cama del hospital, quizá algo más pensativa y nostálgica que de costumbre… empezaba a oscurecer y la tenue luz de la habitación casi obligaba a cerrar los ojos.  Vencida por la situación se durmió.

jueves, 3 de noviembre de 2011

RETAL 6

De repente una oscuridad invadió la escena, cegando cualquier pensamiento, imagen o sonido. Por fortuna esa oscuridad se fue desvaneciendo, pero el escenario no era el mismo.

Los ruidos de unos pasos le volvieron a despertar y se incorporó de la cama en la que se encontraba tumbada. Tan pronto como se movió una mano le cogió el brazo. Y el dueño de esa mano le preguntó: “¿Estas bien?”

Rápidamente reconoció esa voz. Era la del grito que le advirtió del coche. Y al dirigir la mirada a la persona que le hablaba,por fin reconoció de quien se trataba.
Jorge, antigua pareja de Laura. Hacía dos años que lo habían dejado y Él había cambiado demasiado, ya no era el que recordaba. Antes era muy serio, de pocas palabras y siempre vestía con un cierto estilo casual, pero muy arreglado.

Ahora iba desarreglado, con bigote y perilla pero dejados crecer sin orden ni concierto. Se había convertido en una persona mucho más natural, sin arreglos ni artificios.

La escena confundió a nuestra protagonista, pero Jorge aclaró lo que pudo contándole que ya no necesitaba dedicar tanto tiempo a su imagen, porque se dedicaba a un nuevo talento descubierto, la pintura.

Además, también le contó que el coche no le había atropellado, que se desmayó antes.  Y estaba en el hospital esperando al resultado de unas pruebas que le habían hecho mientras ella estaba inconsciente.
Antes de pensar en lo escabroso de su “accidente”, lo primero que le vino a la cabeza de Laura fue el misterioso atractivo que Jorge tenía. Antes le parecía aburrido y demasiado plano para ella, pero ahora todo era distinto.

Empezaron a hablar mientras se oía de fondo  la vida del hospital.

viernes, 28 de octubre de 2011

RETAL 5

“¡Cuidadoooo! ¡Cuidado Laura!” Decía ese grito que no venía de su espalda, sino de la lejanía de su frente.
La verdad es que había estado tan concentrada en el asunto de la huida que no se había fijado de por dónde estaba pasando. Sólo se fijó en separar a la gente que le obstaculizaba el paso, de esquivar los objetos que podrían haberla hecho caer y hacer de su experiencia un fracaso.
Con el último grito reaccionó, más que nada por oír su nombre… Laura… Laura ya no significaba lo mismo. No representaba las mismas ideas de hace unos días. Ahora todo había cambiado, por lo menos eso parecía.
Nada más oír el grito se detuvo en seco  donde estaba, levantó la cabeza oteando la escena buscando la fuente de la cual venía su nombre pero, antes de poder encontrarla otro sonido le alarmó más aún.
Era el sonido de los frenos del coche que estaba a punto de atropellarla… De nuevo alguien gritaba su nombre: “¡Laura, quítate de ahí, joder!”

jueves, 27 de octubre de 2011

RETAL 4


Ya se había acabado el café, el irse de aquel bar era solo cuestión de minutos. Se echó la mano al bolsillo para pagar, cuando recordó que había salido de su piso de forma impulsiva y no había caído en coger dinero para posibles gastos.
Ahora dos cuestiones abordaban su cabeza. La primera era la más fácil de solucionar, “¿qué iba a hacer sin dinero en aquel bar?” La segunda tenía más miga, “¿debería volver a casa y pensar mejor las cosas?”
¡Y sí que tenía más miga! Si iba a casa tendría que rendirle cuentas a su antiguo yo, enfrentarse a todos los recuerdos que fue acumulando en aquel piso pequeño pero bien dispuesto. Y por no hablar de encontrarse a conocidos por la calle…
“Cómo empezar una nueva vida, si no paras de encontrar retales de la antigua”  Pensó para sí misma. 
Demasiados pensamientos de nuevo, se frotaba la frente con la mano mientras debatía con ella misma cual sería el camino a tomar ahora… El siguiente paso podría ser decisivo… pero también todos podrían serlo.
Se levantó tranquilamente del taburete del bar, y tomó el camino a la puerta. Cuando ya estaba en la calle, oyó unos gritos. No podía permitirse el lujo de comprobar si eran los del camarero exigiendo el euro y poco más que le debía. Corrió  con todas las fuerzas que pudo sacar. Era emocionante, casi nunca había hecho algo parecido, esquivar a la gente huyendo de un malhumorado trabajador.
Sus piernas parecían ir solas, su ropa se movía al ritmo que merecía la ocasión como si todos los engranajes estuvieran en su sitio y supieran qué hacer de antemano.
De repente, oyó otra voz que gritaba.

miércoles, 26 de octubre de 2011

RETAL 3

No sólo el olor de aquel bar le molestaba, también se mezclaba el sonido que hacía la cafetera al funcionar para dar a los consumidores su ración diaria de cafeína.  Consumidores que cansados de preguntar por qué,  decidieron tomar la vía más cómoda en principio y seguir sus caminos prefijados quizá desde un principio. “Por qué se necesitará tanto el café”  se preguntaba nuestra protagonista… quizá sus vidas no les otorga la suficiente energía para afrontar día tras día aquello que realmente no quieren…
“Por qué tomo yo café” se preguntó a sí misma. Demasiadas cosas pequeñas de grandes significados se le venían encima. De pronto el camarero, de aspecto aseado y curtido, se acercó y le preguntó qué iba a tomar.  Ella dijo: “un cortado”
La costumbre pudo más que sus reflexiones internas…

martes, 25 de octubre de 2011

RETAL 2

Se despertó rápidamente por el sonido de los pasos de los vecinos. Una pareja aburrida acompañada de dos niños vestidos con uniforme, hablaban de temas insustanciales mientras bajaban por las escaleras.

Poco tiempo tenía nuestra protagonista para esquivar una situación incómoda. Y aunque pareciera fácil salir del portal, no sabía muy bien cuál sería su lugar en este nuevo día y eso complicaba las cosas.

Salió del portal sin dedicarle el tiempo que hubiera querido a esta cuestión ya que los pasos eran cada vez más cercanos y la conversación de la pareja más aburrida.

La luz del día era demasiado potente como para alzar la mirada y descubrir en qué barrio estaba. Así que anduvo hasta el bar más cercano y entró en él. Apestaba a desayuno y tenía mucha angustia, nunca pudo desayunar más que un café, el olor a bollería, tostadas y demás no le resultaba muy agradable.  Se sentó en la barra y esperó al camarero, mientras decidía que haría para hacer del día algo que valga la pena.

lunes, 24 de octubre de 2011

RETAL 1

Y cansada de despertar obligada por el sonido del despertador, decidió huir de las horas y andar despacio en varias direcciones, como aquel que anduvo perdido hasta que sin saber cómo, encontró la meta. Pisó todo tipo de aceras y escuchó, desde la lejanía, conversaciones de los transeúntes hasta que se detuvo a dormir en un portal, cuya puerta estaba mal cerrada.  Sólo un día había pasado y ya no era la misma de ayer. Su ropa no estaba perfectamente en su sitio, y su pelo se había olvidado de su antiguo peinado. (...)